Ex
Hoy nos ocurrió algo no tan fuera de lo normal. A decir verdad, cuando pienso que Colonia es considerablemente una ciudad mucho más chica que Santiago, no debería sorprenderme tanto. Sucede que hoy nos encontramos con la ex de mi ornitorrinco. Fuimos a buscar unos documentos que necesitábamos y ella salía de un estacionamiento subterráneo, pasó con su auto por el lado de nosotros. Creo que al ornitorrinco se le salió el alma del cuerpo por unos segundos hasta que atinó a decir: ésa es mi ex. Al evento le sucedieron reflexiones en torno a la dama en cuestión del tipo mujer-de-mala-vida-que-me-rompiste-el-corazón, silencios raritos y mis comentarios respecto a un tema del que hemos hablado chorrocientas mil veces.
Entre su ánimo reflexivo y mi compasión (porque hay que ver que es mala onda encontrarse con un/a ex cuando todo terminó mal), me puse a pensar en mis propias reacciones cuando me he encontrado sorpresivamente con un ex. Sucede que cuando una es más chica y la terminan, viene a continuación la mejor producción telenovelística que alguien se pueda imaginar: te imaginas -primeramente- que el tipo es la persona más desgraciada del universo, que sin ti le va pésimo y que tarde o temprano lamentará haberte terminado. Lógicamente el próximo encuentro será contigo viéndote estupenda, en lo posible con un tipo infinitamente más mino, simpático, inteligente y buen partido que él y -lógico- en ese momento él también habría de preguntarse qué rayos tenía en la cabeza el día en que te dejó.
El panorama cambia un poco cuando uno crece. Lo importante se refleja más bien en las posibilidades que tienes de dejar la relación por siempre en el pasado y seguir con tu vida, o bien continuar penando al tipo por el resto de tu vida (es que era tan buen chato!!!). En mi opinión, lo anterior tiene que ver con la sanidad mental y emocional que te proporcionó (o te quedó) de la relación. Si fue o terminó como la mierda existen grandes probabilidades de que usted se quede rabiando de por vida y que cada vez que se encuentre física o facebookísticamente con el desdichado el día se le ponga más amargo que té club rojo extra remojado. Si usted, por el otro lado, se separó amigablemente y la relación fue a grandes rasgos positiva, le quedarán más ganas de desearle al tipo una buena vida y buena onda más que enviarlo a un tour sin regreso a los infiernos de Dante.
El caso del ornitorrinco es claramente el primero: la madama lo trató pésimo, no se entendieron nunca (bueno, es lógico considerando que cuando una tiene 16 y se mete con alguien de 37, el tipo es viejo) y a pesar de todo la relación duró dos años de un tira y afloja que por el lado de él era más bien un aflojo y me taimo y me las como o tiro y ella me caga un poco más la vida. ¿Se acuerdan de la película de Batman donde aparece Uma Thurman como Hiedra Venenosa? La Ex tiene en el ornitorrinco un efecto semejante: él la huele y se le doblan las cañuelas, se olvida de cómo se llama y de lo mal que ella se portó con él. Asumo que si ella no hubiese terminado la relación, quizás aún estarían juntos, quizás no, pero, quién sabe, al final todo aquello resultó mejor para mí (y ojalá que también para él, uno nunca sabe). Ella es para él claramente de las ex que lo descomponen, que le amargan un poquito el día.
En nuestra conversación en el auto, yo le deseé de todo corazón que en algún momento de la vida esa situación cambiara, que él pudiere alegrarse de verla, de saber que le va bien o no sentir Schadenfreude si es que le va mal. Al cabo que una ex pareja es alguien con quién se comparten muchas cosas privadas, alguien que ocupa por un tiempo considerable un primerísimo primer plano en tu vida. Creo que una vez pasado el amor (a pesar de que soy una convencida de que el amor no se te pasa, sino que más bien se transforma en otras cosas), se puede comenzar a ver a la otra persona simplemente como alguien con quién tienes y tuviste algo en común, una historia, amigos, un camino en común quizás pero ya no es alguien que tenga una influencia trascendental ni en tu vida ni en tus decisiones. Creo que ése es el momento en el que se puede iniciar una relación más bien fraternal con el/la Ex, en los que ambos tienen una vida propia en la que se puede seguir siendo tan amigos como antes de ser el y la Ex.
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